El ministro de Inclusión, José Luís Escrivá, plantea que el nuevo esquema de ertes, pendiente de negociar con los agentes sociales, se convierta en una especie de puente entre empresas para los trabajadores y evitar así que estos caigan al paro. Especialmente para aquellos más veteranos y en la recta final de sus carreras. El responsable de la Seguridad Social abre la puerta a ayudas públicas para aquellas empresas que inviertan en reciclar a parte de la plantilla que en otras circunstancias hubiera despedido, hasta que poder reubicarla en otras compañías interesadas en perfiles de este tipo. Así lo ha explicado este jueves en la presentación del "Libro blanco del talento senior", elaborada por la Fundación Seres y Adecco.

La anterior crisis financiera se saldó con una escabechina laboral entre los trabajadores más veteranos, que fueron despedidos debido a que su salida, dados su mayores salarios, suponía un mayor ahorro de costes para las empresas. Los mayores de 55 años apenas representaban el 8% de los desempleados en el 2010, mientras que una década después dicho porcentaje prácticamente se ha doblado, hasta el 15% registrado en el 2020; según datos del INE. Gran parte de ellos en un desempleo cronificado - más de la mitad llevan más de un año en paro- y con bajas expectativas de poder salir del mismo.

Esa ola de despidos entre los más veteranos es algo que podría repetirse durante la presente crisis del covid y que desde el Gobierno pretenden evitar reformulando la figura de los ertes. "Hay experiencia que solo se adquiere transmitiéndola de unos a otros, si no se pierde", ha advertido Escrivá. Y la idea que estudian desde su ministerio es facilitar la movilidad entre empresas de los trabajadores que potencialmente podrían verse afectados por un despido colectivo. Evitando así que pasen al paro, desde donde es difícil volver a reengancharse al mercado laboral.

Según datos recopilados en el libro blanco presentado este jueves por Seres y Adecco, el 40% de los responsables de recursos humanos reconocen que descartan automáticamente los currículos de los profesionales con más de 55 años. Algo que incide directamente en las bajas expectativas de reengancharse al mercado laboral entre este colectivo. El 75% de los parados mayores no creen que puedan volver a ser contratados.

Compromiso con Bruselas

El planteamiento de Escrivá, que deberá acabar de consensuar con su homóloga de Trabajo, Yolanda Díaz y negociar con patronal y sindicatos, es utilizar los ertes como puente para evitar caer en ese vacío. Su idea es conceder ayudas públicas, moduladas en función del tamaño de la empresa, para formar a los trabajadores en erte. Ya sea dentro de empresas con una caída puntual de actividad, que podrían aprovechar para mejorar las aptitudes de parte de su plantilla y ganar competitividad a futuro. O en compañías que ya ven que no recuperarán los mismos volúmenes de actividad o que deben reorientar sus negocios y para ello hay perfiles que ya no precisan y otros que les faltan.

Escrivá ha explicado que parte de los 140.000 millones de los fondos del plan de recuperación NextGeneration irían destinados a financiar la transición hacia este nuevo modelo de ertes. Reformar esta figura es una de las 17 reformas remitidas desde el Ministerio de Trabajo a la Comisión Europea, bajo el compromiso de aprobarlas a lo largo de esta legislatura.