La crisis sanitaria en la que nos hemos visto inmersos está teniendo un impacto directo en la economía del país. Según el Estudio del Riesgo de Crédito en España elaborado por Crédito y Caución e Iberinform, el 61% de las empresas españolas esperan una caída de su facturación este año. La huella de la pandemia se está viendo en los datos macroeconómicos de todos los países y también en las empresas y el poder adquisitivo de las familias. Desde que comenzó está situación la sociedad se ha ido enfrentando a diferentes obstáculos mientras se adaptaba a una nueva realidad.

Un apoyo fundamental

El 14 de marzo de 2020 el gobierno decretó el estado de alarma sumiendo a la población en una incertidumbre sobre lo que estaba por venir. El confinamiento paralizó la actividad de muchas empresas durante tres meses y otras bajaron sus ingresos. Muchas familias perdieron su trabajo o se vieron incluidas en un ERTE que les hizo perder poder adquisitivo o que en muchos casos tardaron en cobrar.

Es por ello que muchas entidades financieras arrimaron el hombro para ayudar a sus clientes. Ejemplo de ello es ABANCA, que el mismo día que Pedro Sánchez anunció el estado de alarma activó con carácter urgente un plan especial de crédito destinado a ayudar a empresas y familias. El ‘Plan Anticipar’ está dirigido, de forma prioritaria, a empresas, pymes, autónomos, negocios y comercios, para los que movilizó inicialmente 7.900 millones de euros en líneas de liquidez. En el marco de este programa, el banco ha impulsado en estos meses distintas iniciativas para atender las demandas más acuciantes de sus clientes durante la crisis, entre las que destacan el adelanto del pago de pensiones y prestaciones por desempleo, así como el anticipo de hasta 1.500 euros del desempleo a aquellos clientes afectados por un ERTE que no habían empezado a cobrar.

Impulso a la digitalización

El tejido empresarial ha sido uno de los grandes afectados en esta crisis que empezó siendo sanitaria, pero ha pasado al plano económico. Ante esta realidad las empresas han necesitado liquidez para poder mantener a flote sus negocios. En un momento en el que no se podía salir de casa por el confinamiento, las herramientas digitales se convirtieron en el gran aliado de empresas y entidades bancarias para realizar cualquier tipo de trámite y darles mayor agilidad. En el caso de la entidad financiera, ABANCA, aceleró la digitalización de sus procesos y servicios para permitir la contratación y renovación a través de la app y la banca electrónica del banco de sus productos financieros más frecuentes evitando así el desplazamiento de sus clientes sin dejar de ofrecer la máxima seguridad. Algunas de las operaciones que se pueden realizar a través de esta vía son la contratación de productos de financiación como tarjetas, préstamos personales e hipotecarios y la línea ICO Covid-19.

Liquidez empresarial

Desde que comenzó la crisis uno de los productos más demandados de la entidad han sido los préstamos y líneas de circulante bajo la modalidad de garantía otorgada con aval del ICO. Para que las empresas pudiesen realizar las gestiones de forma más rápida se acortaron los plazos desde que el cliente solicitaba la financiación hasta que la recibía.

Para ello, el banco ha robotizado algunos de los procesos que ahora se efectúan de forma autónoma. Antes de enviarlo al ICO, el propio sistema revisa los datos de la operación y si encuentra alguna incoherencia o falta de documento, solicita la intervención manual. Con este sistema, el banco consigue que el 99% de los préstamos de esta modalidad se abonen un día después de su formalización. Para autónomos, negocios y comercios, sectores que se están viendo especialmente afectados, la entidad ha movilizado casi 1.800 millones de euros en crédito preconcedido a corto y largo plazo. Asimismo, el banco ha renovado de manera automática por seis meses las líneas de circulante que vencieron a la mayoría de sus clientes.

Por su parte, para las divisiones especializadas Agro y Mar, adaptó la oferta sectorial y potenció la colaboración y el acompañamiento para atender las necesidades particulares del tejido productivo en dos sectores que son claves para la economía de Galicia. Desde que comenzó la crisis sanitaria ABANCA ha formalizado 3.171 anticipos de ayudas ERTE por importe de 3,3 millones de euros, 16.871 operaciones ICO de financiación de liquidez por importe de 2.652 millones de euros y 18.035 moratorias financieras por importe de 1.008 millones de euros. Este tipo de iniciativas ha hecho posible que una parte importante del tejido empresarial haya podido atender sus pagos y hacer frente a una crisis económica de la que todavía desconocemos la duración y el alcance real que tendrá.