Sacyr cerró el ejercicio 2019 con una pérdida contable neta de 297 millones de euros derivada del impacto negativo que tiene que anotarse por del saneamiento realizado por Repsol en virtud de la participación del 8,2% que tiene en este grupo energético, según informó la constructora.

La compañía que preside Manuel Manrique contabiliza en sus cuentas la parte correspondiente del ajuste, esto es, 272 millones, y también la de la pérdidas del grupo que preside Antonio Brufau. Así, Repsol provoca un efecto total negativo de 354 millones en el resultado de Sacyr.

El grupo de construcción y concesiones recuerda que se trata de un impacto "exclusivamente contable", que, por lo tanto, "no afecta a la caja de la compañía, ni a su negocio, al dividendo o a la estrategia del grupo".

En paralelo, Sacyr ha ajustado a la baja el valor al que tiene registrada en libros su participación en Repsol, hasta situarla en 13,93 millones de euros por acción, importe un 17% inferior al de 16,79 euros al que lo tenía contabilizado al cierre de septiembre de 2019.

Más allá del impacto del saneamiento realizado por Repsol, las cuentas de la constructora reflejan, según asegura la empresa, su "solidez operativa" y su actual foco en el negocio concesional.

Sacyr registró un beneficio bruto de explotación (Ebitda) de 676,7 millones de euros, un 25,1% superior al del año anterior. El 80% de este importe procedió de todos los activos concesionales que el grupo tiene en sus distintos negocios.

La cifra de negocio creció un 9,8%, hasta sumar 4.169 millones, impulsada por el negocio internacional, según detalló la empresa.

En el capítulo financiero, la compañía logró el objetivo que se marcó para 2019 de recortar la deuda con recurso por debajo de la cota de los 1.000 millones, dado que este pasivo concluyó el año en 848 millones. El endeudamiento total se situó en 4.315 millones al término de 2019, lo que implica un repunte del 6,6%.

AREAS DE NEGOCIO

Por áreas de negocio, la de concesiones hacia la que el grupo está enfocando su estrategia es la que más creció, un 27%, hasta facturar 1.007 millones de euros, de los que 496,4 millones provinieron de la construcción.

El tradicional negocio constructor para terceros se mantiene como primera fuente de ingresos, dado que generó 2.074 millones, y además creció un 21% más.

De su lado, la rama de servicios progresó un 6%, hasta los 1.136 millones, mientras que la división industrial se contrajo un 33%, hasta 353 millones.

En término de cartera de contratos pendientes de ejecutar, la actividad constructora cuenta con un volumen de 7.134 millones y la de servicios, con otros 5.124 millones.