Los planes de la comisaria de competencia, Margrethe Vestager, contra la elusión fiscal tienen fisuras o, al menos, no están todo lo bien argumentados que deberían. El Tribunal General de la UE anuló ayer la decisión de la Comisión Europea que obligaba a la cadena estadounidense Starbucks a devolver 30 millones de euros en impuestos impagados en Holanda al considerar que Bruselas «no ha demostrado la existencia de una ventaja económica» a favor de la multinacional de las cafeterías. En una segunda sentencia, sin embargo, los jueces dan la razón a la comisaria danesa y avalan su decisión de obligar a Fiat a devolver 20 millones a Luxemburgo.

Ambos casos tienen como punto de mira los acuerdos fiscales ofrecidos por Holanda y Luxemburgo a las dos citadas multinacionales y que Bruselas consideró incompatibles con las reglas de ayudas de estado en 2015. El resultado, sin embargo, ofrece una de cal y otra de arena.

Los jueces, sin embargo, subrayan en su sentencia que la Comisión no se equivocó al señalar que había una ventaja fiscal selectiva y rechazan las alegaciones de que el Ejecutivo comunitario intentara llevar a cabo una armonización fiscal encubierta.