La aplicación provisional el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá (conocido como CETA) está desde este martes mucho poco más cerca. La comisión de comercio internacional del Parlamento Europeo dio ayer luz verde a la ratificación del pacto por 25 votos a favor, 15 en contra y 1 abstención.

El último obstáculo por superar será la votación en el pleno del Parlamento Europeo que tendrá lugar a mediados de febrero. Tras mucha polémica y las dudas de última hora de los parlamentos de las regiones de Valonia y Bruselas capital (Bélgica), a cuenta de la legalidad del sistema de arbitraje entre otras cuestiones, el pacto fue firmado el pasado 30 de octubre, lo que puso la guinda a siete años de negociaciones.

Ayer, varios grupos intentaron sin éxito rechazar el texto, posponer un año la votación en pleno e incluso suspenderla durante un período de cinco meses. Ninguna de las enmiendas para bloquear el CETA tuvieron éxito y el acuerdo se someterá al pleno el próximo 15 de febrero.

Un último obstáculo antes de que los 28 gobiernos de la UE den el aprobado final que permitirá la entrada provisional del acuerdo en torno al mes de abril. A partir de entonces arrancará una nueva fase que no está exenta de complicación ya que al ser un acuerdo comercial mixto -con competencias exclusivas de la UE pero también de los Estados miembros- es necesaria la aprobación de los parlamentos nacionales. Esto significa que en unos cuantos países el pacto tendrá que volver a debate también a nivel regional. Este es el caso de Bélgica lo que podría complicar todavía el proceso.

Pese al visto bueno, el acuerdo sigue generando tensiones y divisiones en la Eurocámara. Los Verdes, la Izquierda Europea u organizaciones como Greenpeace que admitió estar decepcionada pero no sorprendida por el desenlace de la comisión. Canadá es el duodécimo socio comercial de la UE y el cuarto inversor más importante en la UE. En el 2015, la UE importó bienes de Canadá por valor de 28.300 millones y exportó por valor de 35.200 millones.