El ‘dieselgate’ pasará una factura notable a la industria de la automoción, y no sólo al grupo Volkswagen. Serán muchas las marcas que estén en el punto de mira con el tema de las emisiones, pero lo que está claro es que ha llegado el momento de cambiar las reglas del juego. Los fabricantes deberán ajustarse a normativas más reales y severas, aunque para ello primero tienen que modificarse las leyes actuales. La controversia principial estará en las mediciones de la contaminación y en qué parámetros se comprobarán. Esta norma única obligará a los fabricantes a modificar muchas estrategias de futuro y parece que en Volkswagen ya se ha puesto a trabajar en ello.

Por lo pronto, el CEO del grupo alemán, Matthias Mueller, ha anunciado que antes del 2020 la marca lanzará 20 modelos nuevos entre híbridos y eléctricos puros, además de ajustar mucho más las emisiones de los nuevos motores de sus vehículos. El principal objetivo es mejorar su imagen en Europa, donde las reparaciones de los modelos afectados empiezan esta semana, y en Estados Unidos, donde saltó el escándalo y donde no han llegado aún a un acuerdo con los clientes para reparar el tema. “Hay que encontrar un equilibrio ya. La industria del automóvil debe tomar otro camino para ajustarse a la realidad. No es posible que existan tantas discrepancias en los datos oficiales de medición que obtenemos las marcas y los que se obtienen con el uso real del vehículo”, admitió Mueller en Bruselas esta semana.

Carlos Ghosn, máximo responsable de la alianza Renault-Nissantambién se pronunció en ese sentido y señaló que los legisladores deberían ponerse de acuerdo en los parámetros que hay que emplear para testar los vehículos, ya que no es lógico que las cifras que se han obtenido tras el escándalo en el uso diario de los coches afectados sean múltiplos de las cifras oficiales obtenidas por los fabricantes.