Irán tiene la reserva de gas más importante del mundo y la cuarta de petróleo. Con el levantamiento de las sanciones internacionales que asfixiaban su economía, después de que la ONU certificara que había cumplido la primera parte del acuerdo sobre su programa nuclear, Teherán puede volver a exportar petróleo. Su regreso a alto rendimiento a un mercado de crudo ya con exceso de producción ha provocado una mayor caída del precio. Las sanciones habían reducido las ventas de petróleo iraní en unos dos millones de barriles al día (bdp) y el régimen de los ayatolás, miembro de OPEP, ordenó el lunes pasado incrementar su producción en 500.000 bdp.

Los expertos auguran que Irán podrá exportar estas cantidades pronto por el petróleo que almacena, pero no creen que la actual infraestructura estatal les permita aumentar la exportación a gran velocidad. No obstante, Teherán calcula que a final del 2016 podrá añadir un millón bdp a su volumen de producción actual.

Proyecciones del Banco Mundial consideran que las exportaciones de hidrocarburos se acelerarán con la reincorporación total de Irán al mercado, aunque el precio del barril de petróleo siga a mínimos históricos. Irán recuperará miles de millones en ingresos por la venta de crudo, pero la caída de los precios reducirá sus ingresos potenciales cuando necesita recuperar su economía a marchas forzadas.

Irán ha resultado perjudicado por la estrategia de su rival en Oriente Próximo, Arabia Saudí, de bombear crudo por encima de la demanda para hundir precios y expulsar del mercado a competidores. Los saudíes, árabes y musulmanes suníes, han ganado la partida en este punto a sus adversarios persas y musulmanes chiíes.

Con el levantamiento de sanciones, la recuperación económica de la República Islámica es cuestión de tiempo. La exportación de crudo era su primera fuente de ingresos, pero Teherán sabe ya alimentar su economía con fuentes alternativas al petróleo. ANA ALBA