Arabia Saudí ha liderado, dentro de la OPEP, la estrategia de bombear crudo por encima de la demanda para hundir los precios. Los saudíes pretendían dañar a sus máximos competidores y echar del mercado a los productores de crudo no convencional, como el obtenido por fracking (fractura de esquistos) y arenas bituminosas. Uno de sus grandes objetivos era perjudicar a Irán, su gran rival en Oriente Próximo.

Arabia Saudí, principal productor de petróleo del mundo junto a EEUU y Rusia, y con las segundas reservas del planeta, incrementó la producción en el 2014 alegando que la demanda aumentaría.

La estrategia de Arabia Saudí está deteriorando la unidad en la OPEP, donde algunos necesitan un barril más caro. Pero los miembros más ricos, como los saudíes, pueden aguantar más con un petróleo barato y quieren seguir presionando a los