En el momento en el que la construcción residencial enfila el camino de la recuperación el sector comienza a conformar una nueva imagen ya alejada de aquella industria sobrecalentada, llena de intrusismo, poco profesional y acostumbrada a la opacidad como mecanismo para dispensar beneficios con frecuencia disfrazados de comisiones injustificables. La crisis inmobiliaria ha cambiado la oferta --las empresas--, la demanda y los intermediarios de esta actividad, desde la banca a las administraciones públicas.

"La crisis ha permitido eliminar de esta actividad la inversión oportunista que llegó porque había retornos importantes", afirma Fernando Cirera, director general de Corp Inmobiliaria. Durante el boom del ladrillo se podía invertir con apoyo profesional, pero también lo hacían grupos de amigos que intentaban conseguir plusvalías con la construcción, aunque no conociera el sector. "Eso ya no ocurre, se han quedado fuera del sector", agrega.

El otro fenómeno importante que ha supuesto una cambio radical es lo que se conoce como "colapso de balances". Los activos levantados a base de crédito --deuda-- registraron un proceso de devaluación imparable ante la ausencia de demanda, de manera que su precio acabó siendo muy inferior al importe de la deuda. Además no había manera de quitárselos de encima, con lo que las empresas cayeron como moscas en concursos de acreedores o tuteladas por la banca, que con más frecuencia de lo deseado por las instituciones financieras acabaron adjudicándose los activos ante la imposibilidad de recuperar los créditos.

La digestión de esos inmuebles ha dado origen a una nueva industria ligada al sector financiero y a la Sareb, el banco malo, que el sector conoce como servicers, y que son las gestoras inmobiliarias impulsadas por los bancos para desprenderse de los activos acumulados. Además, han sido el instrumento utilizado por los grandes fondos de inversión inmobiliarios internacionales para volver a comprar activos en España, tras haberse mantenido ausentes durante la crisis.

GRANDES PROPIETARIOS Los fondos Apollo, Blackstone, Lone Star, TPG, Kennedy Willson son ahora los propietarios de Servihabitat, Aliseda, Altamira, Neinor y Haya. De hecho son los grandes vendedores en el mercado de la vivienda (junto con Anida y Solvia, filiales inmobiliarias del BBVA y del Banco Sabadell, respectivamente). Cinco plataformas que aglutinan una buena parte de la oferta en circulación y de las transacciones. Su producto se cuenta por decenas de miles de casas de todo tipo repartidas por todo el país. De segunda mano y nuevas, pues se