Las previsiones de la Reserva Federal, publicadas también ayer, señalan que la intención del banco central estadounidense pasa por subir los tipos un punto cada año hasta alcanzar el 3.3% en el 2019. La subida será gradual y estará condicionada al progreso de la economía norteamericana y especialmente a la evolución de la inflación, el factor que más preocupa a la FED. Si lo acaba consiguiendo, será muy reseñable porque todas las economías avanzadas que han subido los tipos desde el estallido de la crisis han acabado rectificando.