Todas las encuestas apuntaban hacia este peso pesado del automóvil de 62 años y ahora ya es un hecho. Matthias Müller es el nuevo presidente del consejo de administración de Volkswagen. El también director ejecutivo de Porsche es un hombre de prestigio en el sector que ahora se enfrenta a una tarea titánica, sacar al gigante automovilístico del lodo y relanzar su imagen.

Müller empezó haciendo un curso de mecánica en Audi en 1977. El mundo automóvil le apasionó tanto que estudió ciencias de la computación en Múnich y más tarde volvió a Audi el 1984 para trabajar en el departamento tecnológico. En pocos años ganó peso dentro de la compañía. El 1993 asumió la gerencia de producción del Audi A3, uno de los modelos más populares, y dos años más tarde pasó a controlar toda la producción de la filial de lujo de Volkswagen.

La carrera de Müller siempre ha ido de la mano de la del depuestoMartin Winterkorn, de quien se considera que son confidentes cercanos. Después que este asumiera la gestión de Audi, en 2002 Müller fue ascendido como coordinador de la línea de modelos de Audi y Lamborghini. En 2007 Winterkorn llegó a la cima con su nombramiento como jefe de Volkswagen y escogió a Müller para que representase y asumiera en control de todas las marcas de la casa. Entonces fue considerado uno de los impulsores del “sistema modular”, que se basa en que los distintos modelos del grupo utilicen muchas piezas idénticas para ahorrar costes sin afectar al rendimiento.

Desde finales del 2010 Müller se ha situado al volante de Porsche como director ejecutivo y a principios del 2014 asumió la dirección de información del holding empresarial. Entonces, la revista alemana ‘Auto Motor und Sport’ le catalogó como un “excelente estratega del producto y uno de los hombres más importantes de Wolfsburgo”, sede de Volkswagen y capital automovilística alemana.

Tras la forzada dimisión de Witerkorn por el escándalo de manipulación de los gases contaminantes de la compañía, su llegada a la cúpula del gigante de la automoción no sorprende a nadie y puede entenderse como un paso natural. Amante de los coches, no hay nada que le relaje más que conducir el histórico Porsche 550 Spyder, un deportivo de coleccionista. Ahora su difícil misión no le permitirá descansos. Müller, considerado un hombre cercano pero a la vez muy exigente, cargará en sus espaldas el peso de relanzar a Volkswagen y limpiar una imagen que ha quedado gravemente herida.