Los mercados financieros reaccionaron ayer con pérdidas tras la decisión del día anterior de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) de mantener inalterados los tipos de interés, cercanos al 0%. La bolsas europeas perdieron entre el 2% y el 3% de su valor y la bolsa estadounidense abrió su sesión con pérdidas. No es que a los mercados financieros no les guste los tipos bajos. Lo que de verdad causó preocupación fue la razón por la que la presidenta de la Fed, Janet Yellen, decidió no subir aún los tipos de interés: la inestabilidad global de los mercados financieros y el miedo a que el frenazo de China contagie a la economía mundial.

Inversores de todo el mundo debieron interpretar que muy mal debe estar el panorama mundial si la Fed ha decidido replegarse en sus cuarteles de invierno de bajos tipos de interés. Muchos de ellos optaron por vender sus acciones, haciendo caer las bolsas. Sobre todo sufrieron los valores cuya actividad se centra en la exportación y también la banca, cuyo negocio se desenvuelve peor con bajos tipos de interés. Algunos inversores optaron por coger el dinero de la bolsa y llevarlo a valores refugio, como los bonos de Estados Unidos y Alemania (cuyos tipos de interés cedieron ayer a la baja) y los metales preciosos. "La resistencia de la Fed a subir los tipos de interés ha lastrado el dólar y ha contribuido a revalorizar los metales preciosos", constataron ayer los analistas del banco privado suizo Julius Baer.

"Los mercados ya han conseguido lo que pedían, por lo tanto, esperamos poca reacción con un sesgo ligeramente positivo para los activos de riesgo", valoró Asoka Wöhrmann, director de inversiones de Deutsche Asset y Wealth Management, dando a entender que la reacción de ayer de las bolsas será pasajera. "Hay desconcierto en las bolsas ante la decisión de la Fed", reconocían los analistas de Banca March. El dólar, por su parte, reaccionó con una caída de su cotización que trunca, al menos de momento, la depreciación del euro en la que tienen puesta sus expectativas las empresas exportadoras de Europa.

La preocupación por la economía mundial que se desprende de la inacción de la Fed y su efecto sobre la cotización del euro (la moneda única se apreció ayer hasta los 1,14 dólares) hizo mella en el Banco Central Europeo. "El BCE tiene por objetivo constante proteger las condiciones monetarias de la eurozona de todos los choques internacionales, ya procedan de los mercados financieros, del crecimiento de los países emergentes o de las decisiones de otros bancos centrales", dijo ayer en París el miembro del directorio del BCE Benoît Coeuré.

UN RETO PARA EL BCE La reacción del BCE confirma el pronóstico de los analistas que ven en la prórroga de los tipos cero en EEUU un aliciente para que el Banco Central Europeo dé un paso más en su política monetaria expansiva, ya sea acelerando las compras de deuda o anunciando una prórroga del programa más allá de septiembre del 2016.

Más allá de la partida de ajedrez a la que parecen estar jugando las autoridades monetarias de todo el mundo en el nuevo escenario de incertidumbre que irradian los países emergentes, hay quien opina que la decisión del jueves de la Fed "es un balón de oxígeno para Europa y para las economías emergentes".

Así lo valoró Robert Tornabell, catedrático de Banca de Esade. "La decisión de Janet Yellen ha sido la más acertada porque da tiempo a que los mercados se estabilicen y a que los países emergentes no sufran fugas de capital", opinó el profesor.

Los tipos de interés en EEUU son del 0% desde diciembre del 2008. "Estados Unidos tiene que normalizar su política monetaria. Quizá a fin de año o algunas semanas después la Fed aumente los tipos oficiales de interés pero, por lo menos, nos da un margen de maniobra", insiste Tornabell. Los analistas se dividen entre quienes apuestan por que una subida en octubre, en diciembre o ya en 2016.