Toca seguir esperando, por lo menos seis semanas, quizá más, o incluso hasta el año que viene. Tras meses de incertidumbre y especulaciones, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos decidió ayer mantener los tipos de interés prácticamente a cero, donde los situó en diciembre del 2008 en respuesta al estallido de la gran crisis. Desde entonces, con esa y otras medidas extraordinarias de estímulo, la economía estadounidense se ha recuperado de forma "sólida" pero aún sin la robustez que la Fed cree necesaria para realizar la subida, sobre todo en el mercado laboral. Pero, principalmente, el banco central estadounidense ha mirado esta vez más allá de sus fronteras y en el comunicado explicando su decisión aseguró ayer que "recientes acontecimientos económicos y financieros globales pueden limitar la actividad económica y poner más presión a la baja en la inflación a corto plazo".

Con el crecimiento de China ralentizado y su moneda devaluada, los mercados financieros subidos a una montaña rusa, el precio del petróleo por los suelos y los capitales huyendo de economías emergentes, el panorama global es cualquier cosa menos estable. Los tumultos y la inestabilidad que siguen alejando la ya baja inflación estadounidense del objetivo del 2% han cobrado peso en el organismo que preside Janet Yellen, que no considera oportuno realizar la primera subida de tipos desde junio de 2006 porque reforzaría el dólar y haría daño a unas exportaciones que ya se han debilitado. "La situación fuera merece atención", dijo Yellen en rueda de prensa, aunque aseguró también que esas turbulencias no han alterado "fundamentalmente" las perspectivas de la Fed sobre la economía estadounidense.

MERCADO LABORAL La cuestión que queda abierta ahora no es si se subirán los tipos, sino cuándo. Sin dar fechas concretas, Yellen explicó ayer que será "cuando haya más mejoras en el mercado laboral" estadounidense. La tasa de paro ha bajado hasta el 5,1% (muy por debajo del 6,5% que el organismo se marcó en 2012) pero ha descendido la participación en la masa laboral, sigue habiendo problemas de infraempleo y las subidas salariales --con una media del 1,9%-- están por muy por debajo de lo que se considera sano.

Asimismo, Yellen explicó que necesitarán estar "razonablemente confiados en que la inflación volverá a su objetivo del 2% a medio plazo", una meta que las propias perspectivas de la Fed sitúan cada vez más lejos, sobre todo por la debilidad global. En las previsiones económicas presentadas ayer (en las que se mejoró ligeramente la perspectiva de crecimiento para este año del 1,9% al 2,1%) se predice que la inflación alcanzará el 2,6% a finales de 2017. En junio la previsión era que para entonces estaría en el 2,9%. Yellen, no obstante, aseguró que ven las presiones a la baja en los precios como "transitorias".

En el mismo día en que por primera vez en las seis últimas reuniones de la Fed no se adoptó la decisión por unanimidad (el presidente del banco de la Reserva Federal de Atlanta pedía la subida de tipos ayer mismo), Yellen explicó también que la mayoría de miembros del comité (13 de 17) siguen apostando por realizar la subida de tipos este mismo año, quizá incluso en la próxima reunión del 16 de octubre (en cuyo caso anunció que se organizaría una sesión informativa explicativa, pues no hay rueda de prensa prevista hasta la reunión del 16 de diciembre). Tres miembros del comité, no obstante, apuestan por retrasar la subida hasta el 2016 y uno incluso pone la fecha en el 2017.