"Descansar acaso debes / ¡Pero nunca desistir!", decía Rudyard Kipling en un poema. El descanso es tan necesario que en el Génesis de los judíos su dios se tomó un día de la semana entero para dedicarlo a ello. Lo curioso es que la palabra descanso procede del verbo latino campsare , que significaba "volver o circunvalar un lugar". Y este a su vez de un vocablo griego, que además de ese significado tenía el de "doblar o curvar". Así que el descanso era originalmente una actividad movida, no la ausencia de esta con lo que lo asociamos en el idioma moderno. Y eso nos lleva a los versos del escritor inglés: descansar acaso debes, pero nunca desistir. Es decir, justo lo que hacen los inversores.

Las últimas semanas han estado cargadas de emociones en los mercados. Primero negativas, por el conflicto entre Grecia y sus socios del euro. Y luego positivas, cuando alcanzaron un acuerdo. Así que después de esta montaña rusa es normal que los inversores se tomen un descanso. Activo, claro. Que para ellos, tras la última buena racha de subidas, pasa por recoger beneficios latentes aprovechando las subidas de los valores. La tibia acogida de los primeros resultados empresariales a ambos lados del Atlántico le dieron la excusa para ello, aunque los expertos insisten en que la tendencia de fondo sigue apuntando hacia arriba. El Ibex 35 cayó el 0,84%, hasta 11.458,6 puntos, con la prima de riesgo en los 124,8 puntos básicos.