España fue el país que más redujo el endeudamiento del sector privado durante la crisis, según un informe de la Fundación Española de las Cajas de Ahorro (Funcas). Las empresas y hogares recortaron su deuda en 440.000 millones de euros entre el 2007 y el 2014, equivalente a más de 40 puntos del PIB. En cambio, el sector público multiplicó por tres su endeudamiento, hasta rondar el 100% del PIB.

La deuda total de España ha pasado en el periodo de representar el 253% a suponer el 320% del PIB. Las Administraciones Públicas concentran el 40% del total, frente al 20% del inicio de la crisis. La deuda pública ha crecido en más de 600.000 millones, hasta sobrepasar el billón de euros.

Las empresas han sido las que más se han desendeudado por los problemas para acceder al crédito y la necesidad de reducir su dependencia de la financiación ajena, en un contexto de tipos de interés elevados y de menor necesidad de recursos por la caída de la actividad. Su endeudamiento ha descendido en 30 puntos del PIB desde los máximos alcanzados en 2010.

Las familias lo han recortado en 14 puntos. El ritmo de desapalancamiento es menor, según Funcas, porque su deuda se concentra en préstamos hipotecarios a largo plazo y está en manos de hogares con "restricciones significativas de renta". Por su parte, la deuda de la Administración Central ha escalado casi 55 puntos y representaba el 84,2% del PIB, mientras que la de las autonomías ha subido 16 puntos, hasta el 21,7% del PIB.

PRINCIPALES ACREEDORES

Los bancos son los principales acreedores de hogares y empresas debido al menor desarrollo de canales alternativos de financiación respecto a otros países. La deuda de las familias con las entidades financieras se ha reducido en casi 140.000 millones de euros, hasta sumar 740.000 millones de euros. Las empresas han recortado su deuda con la banca en algo más de 300.000 millones de euros, hasta los 635.000 millones de euros. Sumando ambos, la caída del endeudamiento privado equivale al 44% del PIB.

La deuda bruta frente al exterior apenas ha variado en cuantía, pero sí en su composición, pues se ha reducido "fuertemente" la contraída por el sistema financiero y ha aumentado la de las administraciones públicas. Se acerca a los 1,65 billones de euros, de los que el sistema financiero sigue siendo el principal deudor (50%), seguido del sector público (30%) y las empresas (menos del 20%). Los acreedores son bancos (30.000 millones), e instituciones europeas (cerca de 700.000 millones), además de distintos tipos de fondos de inversión.