La Federación Europea de la Banca (FEB) elevó hoy sus previsiones de crecimiento de la zona del euro al 1,4 % para este año y hasta el 1,7 % para el próximo, gracias a los bajos precios del petróleo y la caída del euro.

"La zona del euro se está moviendo hacia un crecimiento económico moderado que es más fuerte de lo esperado. Prevemos que el PIB crezca un 1,4 % este año, lo que se sitúa 0,2 puntos por encima de nuestro pronóstico de octubre 2014", indicó la FEB en sus previsiones de primavera.

La banca europea también espera que este mayor impulso continúe el próximo año, en el que la economía se "acelerará ligeramente" con una expansión del 1,7 %.

Este "entorno económico más favorable" se ve beneficiado de los efectos positivos de la depreciación del euro desde la puesta en marcha de la expansión cuantitativa del Banco Central Europeo en enero de 2015, con una caída de su valor de en torno a un 10 % en los últimos meses respecto a sus principales socios comerciales, según la FEB.

Además, la banca europea apunta a los bajos precios del petróleo, "que apoyan los ingresos disponibles reales y alivian la situación financiera de empresas y hogares".

El débil euro respalda las exportaciones de la zona del euro, que avanzarán un 4,5 % este año y un 4,7 % el próximo, lo que la FEB considera que será uno de los principales impulsores de la aceleración económica, junto a un aumento moderado del consumo privado (1,5 % en 2015 y un 1,4 % en 2016) y de la inversión.

La recuperación "ganará más impulso a lo largo de 2016" gracias también a la mejora de la confianza empresarial, el crecimiento del crédito, la evolución del mercado de trabajo (con una caída del desempleo al 10,6 % en 2016 después de marcar un 11,1 % este año) y una mejora más pronunciada de la inversión.

En cualquier caso, la FEB advirtió que esta mejoría para la zona del euro aún hace frente a ciertas "amenazas" y apuntó a los riesgos geopolíticos que suponen el conflicto de Ucrania y Rusia, si volviese a aumentar la tensión y continuara la imposición de sanciones, así como la situación en Oriente Medio.

También prevé que afecten las subidas de tipos de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos, que "pueden poner un poco de presión a la baja las perspectivas de crecimiento".

En cambio, la FEB considera que si la caída del precio del petróleo, que calculan que se situará de media en torno a los 60 dólares en 2016, no ha tocado fondo como ellos estiman, esto podría beneficiar aún más a la recuperación económica.

También consideró que las tendencias deflacionarias igualmente tocaron fondo a principios de año y que la inflación aumentará de manera gradual a lo largo del año, pero de mantenerse muy baja podría pesar en la recuperación al complicar el 'desapalancamiento' y la sostenibilidad de las altas deudas públicas.

Indicó además que los frutos de la aplicación de las reformas puestas en marcha en países como España e Irlanda "empiezan a ser visibles" y que podrían reforzar la aceleración de la recuperación, a la vez que animan a otros países a aplicar reformas.

Por contra, la FEB apuntó al impacto que pueden tener las tensiones políticas en ciertos países sobre los mercados financieros, y apuntó a Grecia y las complejas negociaciones en torno a su rescate financiero, así como a las elecciones en el Reino Unido y la discusión sobre su posible salida de la Unión Europea.

Ante estas perspectivas, la banca europea recomienda que se analice al detallo el impacto de toda la nueva regulación bancaria "para prevenir efectos dañinos en la dispensación de créditos y en la economía de la eurozona".

También apuntaron a la necesidad de aplicar con mayor rapidez reformas estructurales y reforzar la inversión, a la vez que se mostraron a favor de la iniciativa sobre la unión de mercado de capitales europeos promovida por la Comisión Europea.