Pierden relevancia todos los reportajes, crónicas o análisis concienzudos sobre cómo las máquinas más veloces, con los programas más apurados y los algoritmos más enrevesados son los que gobiernan el mundo a través de los mercados de inversión financiera. Desde mañana y hasta final de año, todas las operaciones diarias, por horas, minutos o segundos, tendrán un único escenario de fondo, los irritantes adornos navideños en versión norteamericana. Ayer abría sesión la apertura de las actas de la última reunión de la Reserva Federal y su aplicación a las órdenes de compraventa según cómo apunte la subida de tipos de interés del dólar para el 2015. Pero tampoco era esa la señal esperada. La que de verdad va a pesar es el último cierre semanal normal en EEUU.

El siguiente ya estará marcado por el jueves de Acción de Gracias del día anterior, o sea, será el viernes negro que fija todas las decisiones a corto plazo hasta fin de año. Todos los comentaristas del mercado europeo reconocían ayer que ya es Wall Street la que marcará el paso las próximas semanas. Los índices parciales, como los del mercado de vivienda y construcción, a segundo plano. En todo caso, la gran incógnita que se ha abierto para los operadores de fondos de inversión es la convocatoria de elección en Japón. De momento, el consenso es que Shinzo Abe lo que busca es una ratificación de sus políticas fiscales, que es la subida del IVA.

Del resto de movimientos especulativos en Europa, ni rastro. El Ibex 35 cayó el 0,54% y dejó el índice en los 10.376 puntos.