Pensiones privadas, vivienda y plusvalías. Esas son de las pocas herramientas que se pueden emplear todavía para rebajar la factura del IRPF antes de que acabe el año dentro de 37 días. Poco más, y con cambios con respecto a la campaña anterior en materia de ganancias patrimoniales a corto plazo, que desde enero pasan a integrarse en la base general del impuesto y, por tanto, a tributar hasta al 56%; o en la deducción por la adquisición de la vivienda habitual, que ha desaparecido este año, aunque se mantiene para las compradas antes del actual ejercicio.

Lo cierto es que las ventajas fiscales las apuran mejor las rentas más altas, por encima de los 60.000 euros anuales de ingresos, según los técnicos de Hacienda, agrupados en Gestha. Es lógico porque tienen mayor asesoramiento y posibilidades de inversión con rebajas fiscales.

Una opción para aligerar las rentas que se presentan en primavera son las plusvalías generadas en menos de un año. Desde el 1 de enero, se tienen que integrar en la base general del impuesto, lo que supone tributar hasta el 56%, frente al 21% a 27% de las superiores a un año.

Teniendo en cuenta esto puede resultar conveniente esperar en los casos en los que se está pendiente de vender acciones, inmuebles u otro tipo de activos. "Si los ingresos superan los 30.000 euros anuales, le conviene esperar a que se cumpla un año y un día", explican desde los colegios de gestores administrativos. La diferencia entre tributar por una vía u otra puede suponer hasta 35 puntos más de gravamen o el 166% más.

PERDIDAS Otra opción son las pérdidas patrimoniales de menos de un año, que se pueden emplear para reducir las ganancias del mismo plazo. Joan Pons, director de LinkTax, destaca la opción que tienen, especialmente las rentas más altas, de compensar con pérdidas de menos de un año el saldo positivo de otro tipo de rentas con un límite del 10%. Para entenderlo, un directivo con un salario de 200.000 euros y unas pérdidas patrimoniales latentes de 30.000 euros podría emplear estas últimas para rebajar en 20.000 euros (el límite del 10%) el salario anual y tributar solo por 180.000 de los 200.000 euros de ingresos. "Es una ventaja que puede ser más atractiva incluso que los planes de pensiones", agrega Pons.

Otra de las deducciones clásicas, la de adquisición de la vivienda habitual, se eliminó con efectos del pasado 1 de enero. Pero quienes la compraron antes del ejercicio actual pueden seguir aplicando la deducción del 15% sobre un máximo de 9.040 euros (capital e intereses) por contribuyente, lo que se traduce en restar de la cuota hasta 1.356 euros.

Las aportaciones a los planes de pensiones son otro clásico, con las que es posible obtener un ahorro fiscal de hasta 56 céntimos por cada euro invertido. Se pueden aportar hasta 10.000 euros o 12.500 si el titular es mayor de 50 años con el límite del 30% de los rendimientos del trabajo o del 50% para los mayores de 50 años. Eso hace que el ahorro sea relativamente mayor para las rentas más altas.