El presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, se reune hoy con los máximos responsables de las instituciones europeas y del Fondo Monetario Internacional (FMI) para tratar de acercar de urgencia lo máximo posible las posturas sobre el rescate a su país antes del encuentro con el Eurogrupo prevista para las 17.00 horas GMT, según fuentes diplomáticas europeas.

El presidente chipriota primero se sentará a hablar con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso. Después lo hará con el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, según las mismas fuentes.

Las negociaciones entre Chipre y la troika --la CE, el BCE y el FMI-- se trasladan así a Bruselas, después de que anoche no se lograra cerrar un acuerdo definitivo en Nicosia sobre el rescate alternativo, lo que pone a la eurozona en una situación delicada.

Situación "muy difícil"

"Las negociaciones están en un momento muy delicado. La situación es muy difícil y los márgenes muy pequeños", afirmó el portavoz del Gobierno de Chipre, Jristos Stilianidis, al constatar el bloqueo de las conversaciones.

Según filtraciones de una fuente cercana a la negociación, la troika y Chipre habrían llegado a un acuerdo para gravar al 20% los depósitos superiores a 100.000 euros en el Banco de Chipre y al 4% los depósitos de la misma cantidad en otras entidades. Sin embargo, según algunos medios, cuando todo indicaba que se estaba muy cerca de un acuerdo, surgieron nuevas exigencias del FMI.

De acuerdo a estas informaciones, el FMI pidió que el Banco de Chipre asumiese la deuda del Laiki Bank, cuya división en un banco bueno y uno malo se acordó el viernes con el BCE. También el plan de utilizar parte de los fondos de pensiones para el rescate, para lo que el viernes ya se había aprobado la legislación que lo permitía, quedará de momento aparcado ante la oposición de algunos socios europeos, como Alemania.

El "plan B"

El objetivo de lo que se ha conocido como "plan B" es reunir los al menos 5.800 millones de euros que exige la troika a cambio del rescate de 10.000 millones de euros, pero sin comprometer la estabilidad de la deuda, un factor en el que insiste sobre todo el FMI.

Ahora deben intervenir directamente los máximos responsables del Consejo Europeo, de la CE, del BCE y del FMI, y más adelante los ministros de Finanzas de la eurozona para tratar de salvar las negociaciones antes del lunes, fecha límite para evitar que la entidad monetaria de Fráncfort corte el suministro de liquidez a la banca chipriota.

El vicepresidente de la CE y titular de Asuntos Económicos y Financieros, Olli Rehn, hizo anoche un llamamiento a las partes al subrayar que "es esencial" que el Eurogrupo llegue a un acuerdo sobre Chipre y que se implemente con rapidez. Rehn admitió que, llegado a este punto de bloqueo, "no quedan soluciones óptimas disponibles" sino "solo decisiones difíciles" por tomar. Mientras, en Bruselas todos se preparan para una larga noche de negociaciones.