El comisario de Salud y Consumo, Tonio Borg, ha apostado este jueves por imponer multas que superen el beneficio que obtienen los responsables de fraudes como el de la carne de caballo y ha anunciado que prepara una propuesta legislativa en este sentido.

En una audiencia ante la comisión de Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo, Borg ha explicado que trabaja en una propuesta para revisar las normas de control y trazabilidad en la cadena alimentaria que incluye la necesidad de que se impongan a quienes "vulneran voluntariamente" la legislación "sanciones económicas que cubran al menos el lucro" obtenido por el fraude.

El comisario ha advertido de que son los Estados miembros los responsables directos de realizar los controles y también de imponer los castigos, mientras que Bruselas solo puede ejercer el papel de "coordinador". También ha apuntado que la directiva europea actual no dice de forma "precisa" qué tipo de sanciones son las adecuadas, sino que pide castigos "apropiados y disuasorios".

"Las sanciones deben ser proporcionales al lucro logrado por quienes han realizado el fraude, para que el crimen no compense", ha insistido el comisario, para quien el problema no está en las normas existentes, sino en que no se cumplan. "Mientras haya empresas que quieran vulnerar la ley, tenemos que asegurarnos de que haya sanciones que se cumplan", ha reiterado.

Los eurodiputados han apoyado en general la idea de multas más duras, entre ellos el socialistas español Andrés Perelló, que, sin embargo, ha instado a "armonizar" las sanciones para que el coste del fraude sea el mismo en todos los países de la UE y evitar así que quienes quieran incumplir las normas lo hagan en donde sea más baja la multa. La 'popular' Pilar Ayuso también ha pedido sanciones por las que "no compense" engañar y ha señalado la necesidad de reforzar los controles.

El comisario ha insistido en que la venta de alimentos preparados con carne de caballo pero etiquetados como de vacuno "ha sido un caso de fraude, no de negligencia" en el control y trazabilidad, y ha alertado sobre la necesidad de "recuperar" la confianza del consumidor, porque se están produciendo "las primeras consecuencias económicas" en el mercado cárnico europeo.

Ante las críticas de varios eurodiputados, que han vinculado la política de austeridad con la reducción de inspectores y la vulnerabilidad del sistema de control, Borg se ha comprometido a que los recortes no afecten al número de auditorías. Y ha defendido la eficacia del sistema europeo que ha permitido "en tiempo récord" detectar el problema y activar un plan coordinado de análisis en productos en el mercado que arranca este viernes en todos los países de la UE.

Etiquetado

El comisario se ha declarado "abierto" a la idea de revisar las normas de etiquetado para incluir la exigencia de especificar el origen de los ingredientes en productos elaborados, tal y como reclaman varios países, sobre todo Francia, y como han apoyado eurodiputados.

Sin embargo, Borg ha advertido de que "sería injusto" transmitir la idea de que esta crisis no se hubiera producido de contar con esta norma y ha alertado del riesgo de que el cambio de esta norma pueda servir también como "formas veladas de proteccionismo".

El Ejecutivo comunitario había previsto antes de que estallara el fraude de carne equina una evaluación de impacto sobre el etiquetado del origen de productos con carne procesada, una exigencia que ya existe para la carne fresca de vacuno, y que está previsto para "finales de este año". Borg ha dicho que sus servicios trabajan para intentar adelantar este estudio al verano, aunque insiste en desvincular las normas de etiquetado con la crisis del caballo.