¿Les gusta a los mercados la democracia? Podríamos pensar que no, por su buena acogida hace meses a la llegada de los tecnócratas al Gobierno italiano y su terrible reacción a los recientes resultados electorales. Pero echemos mano de la RAE. Democracia es el "predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado", mientras que el mercado consiste en el "conjunto de actividades realizadas libremente por los agentes económicos sin intervención del poder público". Esta última y tan liberal definición es falsa y es una de las razones de que el signo político condicione a los inversores: no les gusta la intervención pública, que siempre existe.

Pero no es la única. El pueblo y los agentes económicos no son lo mismo. Aunque todos los ciudadanos sean agentes económicos en un sentido amplio, son los inversores con capacidad real de decisión sobre el dinero propio y ajeno los que dirigen esa entelequia que es el mercado. Y a esos grandes inversores les gusta la democracia, pero cuando da como resultado estabilidad y, a ser posible, gana la opción que les es más favorable. Todo lo contrario a lo sucedido en Italia, donde ha ganado el centro-izquierda y por una mayoría insuficiente para garantizar la gobernabilidad del país. Muchos analistas pronosticaban ayer nuevas elecciones en seis meses. Y con esa perspectiva, el Ibex 35 se derrumbó el 3,2%, hasta los 7.980,7 puntos, mientras la prima de riesgo subía con fuerza unos 30 puntos básicos, hasta los 391.