La astronomía suele ofrecer buenas metáforas. Quizá por eso los antiguos griegos mezclaron el firmamento con su mitología: lo real y lo simbólico. Ayer, el asteroide 2012 DA14 pasó cerca de la Tierra. Si está leyendo esto, significa que se confirmaron los pronósticos de los científicos que aseguraban que no había riesgo para el planeta, pero la inesperada caída de un meteorito en Rusia dejó más de 700 heridos. Los científicos no tenían claro si ambos cuerpos celestes están relacionados. Con las previsiones económicas pasa parecido. El gran asteroide de la gran depresión económica parece que al final no nos va a dar de lleno. Pero los meteoritos de la recesión siguen impactándonos, y hay quien teme que sean la avanzadilla de males mayores.

Tras un inicio de año en que predominó el alivio de pensar que el asteroide aniquilador va a pasar de largo, en las últimas semanas parece haberse instalado una sentimiento incierto. Las dudas sobre el resultado de la cumbre del G-20 en Moscú, con la guerra de divisas como telón de fondo, dio un nuevo argumento ayer a los pesimistas. En una semana marcada por las deprimentes cifras de evolución económica europea, el Ibex 35 cayó ayer el 1,18%, a los 8.150,2 puntos, con lo que retrocede el 0,21% en las últimas cinco sesiones. La prima de riesgo, por su parte, se situó en los 353 puntos básicos, tres menos que el jueves. Pero no está claro si el cielo terminará sobre nuestras cabezas, como temía Abraracúrcix.