La industria del automóvil y los concesionarios recibieron ayer una noticia tranquilizadora. Quince días después de que se agotaran los fondos del plan PIVE, el presidente Rajoy anunció una prórroga y una ampliación de las ayudas destinadas al sector. El Ejecutivo destinará un total de 190 millones a incentivar las ventas de coches y de furgonetas, lo que evitará el temido desplome del mercado. El nuevo plan PIVE estará dotado con 150 millones de euros, el doble que el primero, lo que permitirá subvencionar 150.000 coches con 1.000 euros de ayuda pública, a los que se suman un mínimo de otros 1.000 por parte de las marcas. El plan suaviza los requisitos de acceso al reducir la antigüedad mínima del coche viejo que tiene que entregar el comprador de 12 a 10 años y eliminar el tope del precio de 25.000 euros. Además del PIVE, el Ejecutivo pondrá en marcha un nuevo programa denominado Prima Aire que pretende impulsar las ventas de furgonetas con ayudas que pueden llegar a 4.000 euros.