El Eurogrupo tenía previsto nombrar anoche al ministro holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, como el nuevo presidente del consejo ministerial económico de la zona euro, en sustitución del veterano primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker. La elección de Dijsselboem, de 46 años, con tan solo dos meses en el cargo de ministro y sin experiencia en asuntos europeos, es fruto de un consenso y un equilibrio franco alemán.

Para Berlín y el grupo de países rigoristas del Eurogrupo, el nombramiento de un ministro de Holanda, la aliada tradicional de Alemania, es una garantía de que no se suavizará la estrategia de disciplina presupuestaria y de reducción del déficit público. Para París, su pertenencia al Partido Laborista le hace esperar una mayor sensibilidad hacia el impacto social de la política económica.

"Jean-Claude Juncker ha sabido durante estos ocho años al frente del Eurogrupo encarnar un modelo de presidencia equilibrada, entre los países del norte y los países del sur, entre exigencias de saneamiento presupuestario y aspiraciones de crecimiento, entre una forma de visión alemana y una forma de visión francesas, porque tenía las dos culturas", señaló el ministro francés de Finanzas, Pierre Moscovici.

MALESTAR ESPAÑOL Ante el tradicional alineamiento de Holanda con la línea dura alemana, España también reclamó un actitud equilibrada al nuevo presidente del Eurogrupo. "Es un puesto importante que tiene que representar a todos los miembros del Eurogrupo", afirmó el ministro de Economía, Luis de Guindos. España, tras perder su tradicional puesto en el comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), considera que está injustamente infrarrepresentada a nivel institucional. Aunque Guindos expresó informalmente su disposición a asumir la presidencia del Eurogrupo, nunca llegó a formalizar la candidatura ante la oposición de Alemania y sus aliados a que un país en apuros pudiera asumir esas responsabilidad.

Dijsselbloem explicó que a su principal tarea será "continuar a restaurar la confianza en el euro y en la eurozona". El ministro holandés aseguró que no hay conflicto entre la disciplina presupuestaria y el crecimiento. "Hay que trabajar en nuevos puestos de trabajo y, al mismo tiempo, en reequilibrar nuestros presupuestos. Esta es una visión compartida por todos los ministros de Finanzas del Eurogrupo", señaló Dijsselbloem.