Siguiente capítulo, quizá el último, en la dura negociación para conseguir un coche nuevo para la fábrica de Nissan de Barcelona. La dirección da por perdida la oportunidad para que asuma una inversión de 130 millones y cree 1.000 empleos debido a "la falta de acuerdo con los representantes de los trabajadores sobre el plan de competitividad".

"Nissan adjudicará ahora este coche a otra fábrica de la alianza", aseguró la marca en un comunicado. El consejero director general de Nissan Motor Ibérica, Frank Torres, reiteró las amenazas vertidas durante toda la negociación de que la factoría se enfrenta, sin un acuerdo de rebaja de costes laborales, a "un escenario de muerte lenta".

La planta de Barcelona queda, según Nissan, "en una posición muy complicada, sin la competitividad necesaria para atraer nuevos modelos que reemplacen nuestros productos actuales cuando lleguen al final de su ciclo de vida".

Fuentes de Nissan insistieron en que este es el capítulo final en una negociación que ha durado seis meses de tira y afloja, algo que los sindicatos se niegan a aceptar. Las centrales acusaron a la dirección de "dinamitar" el acuerdo cuando ya había consenso en una rebaja del sueldo de un 20% --a cambio de formación-- para los nuevos empleados al no renunciar a su exigencia de aumentar el tiempo de trabajo.

De momento, los sindicatos ya preparan asambleas y concentraciones en contra de la decisión anunciada por la dirección. Tanto el sindicato con más representación, Sigen-USOC, como CCOO y UGT manifestaron su disposición a seguir negociando los flecos pendientes siempre que la multinacional demuestre su voluntad de llegar a un acuerdo. "La distancia para no firmar un pacto son las 40 horas más de trabajo al año que exige la empresa. Eso no justifica la ruptura después de que hayamos acordado la parte salarial", según puso de manifiesto Raúl López, responsable de CCOO en la factoría de Nissan. La empresa pide dos días más de trabajo, así como reducir siete minutos la pausa diaria.