El paro aumenta año tras año por el efecto de la crisis, pero sobre todo aumenta la duración del mismo y el número de persona con expectativas muy negras para encontrar empleo. Estos son los que se llaman parados de larga duración, con tres años o más sin trabajar, a los que ya se les han acabado las prestaciones por desempleo. A fines del 2011, 704.900 personas llegaron a esta situación, de las que 266.400 son hombres y 438.500, mujeres.

Según un estudio de algunos aspectos de la encuesta de población activa (EPA), difundida ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en un año ha aumentado en casi cuatro puntos (3,9%) el número de personas que dejó su empleo hace tres años o más. Representan el 15,4% del total de parados, que en España sumaron, según la EPA, casi 5,3 millones a finales del 2011. Los parados registrados en las oficinas públicas de empleo llegaron a casi 4,5 millones.

El aumento de los parados de larga duración no conlleva ningún tipo de gasto en desempleo. Todo lo contrario. El dato ofrecido por el INE supone que el 2011 acabó con 211.800 personas más fuera del sistema de prestaciones por desempleo. El año pasado, el gasto de estas prestaciones fue de 30.140 millones de euros. Para el 2012 están presupuestados 28.503,12 millones de euros, el 5,4% menos.

Los despidos siempre son las situaciones más llamativas, especialmente en tiempo de crisis, pero esta deja en un segundo plano la falta de actividad económica, que es la que bloquea la contratación. En este sentido, la encuesta del INE señala que el 52,1% de los parados (2.390.700) lo son por la finalización del contrato, y por tanto, su no renovación. Más de un millón de trabajadores (el 23,3% del total) llegaron al paro por despido o supresión del puesto de trabajo; 58.000, por enfermedad o incapacidad, y 23.100, por cuidado de niños, adultos enfermos, incapacitados o mayores.