Al PP no le valía contar solo con su holgada mayoría absoluta --185 diputados-- para corregir algunos aspectos del decreto de reforma laboral en vigor, y tramitarlo como proyecto de ley en comisión, y por el procedimiento de urgencia. Quería superar a José Luis Rodríguez Zapatero en el apoyo de los grupos parlamentarios, y especialmente atraer a CiU al voto afirmativo, ya que, en el decreto del 2010, el grupo nacionalista optó por la abstención. Eso sí, ambas reformas merecieron una huelga general por parte de los sindicatos.

Sucedió ayer en la comisión de Empleo del Congreso, que aprobó un texto por 25 votos a favor y 17 en contra (PSOE, Izquierda Plural, PNV, UPD, Geroa Bai y BNG). El proyecto de ley pasa ahora al Senado, donde no se prevén cambios, y estará vigente la primera quincena de junio. El texto apenas difiere del que aprobó el 10 de marzo el Consejo de Ministros, y entró en vigor dos días después. Si acaso se rellenan lagunas que había en temas como el despido colectivo por causas económicas, para evitar interpretaciones contrarias en los tribunales.

DESREGULACION Se mantienen todos los aspectos desreguladores del actual mercado laboral --ausencia de autorización administrativa de los ERE, descuelgue de los convenios colectivos por caída de ingresos o previsión de caída, despido por enfermedad, libertad del empresario para cambiar las condiciones de trabajo...--, aunque el partido de Rajoy y sus socios aún han reforzado más la libertad que se da a los empresarios. Y han aumentado las bonificaciones a los empresarios que contraten.

El PP se había reservado para el debate en comisión la transacción de una treintena de enmiendas con todos los grupos parlamentarios de la oposición para exhibirlo como gesto negociador y de diálogo. Así fue, pero las enmiendas que aceptó del PSOE apenas son meramente técnicas. Por ejemplo, se pedirá una autorización administrativa a las ETT que intermedien en colocación de parados.

EL REPROCHE Esta táctica fue utilizada como reproche en la comisión ante las quejas de los socialistas y el resto de la oposición por tener que votar sin apenas tener tiempo --algo más de una hora-- para estudiar la veintena de enmiendas pactadas con CiU. "El PSOE no aceptó ninguna de nuestras enmiendas a la reforma de Zapatero", argumentaron los portavoces populares.

El grupo que capitanea en Madrid Josep Antoni Duran Lleida dio su apoyo para no profundizar en la "incertidumbre" que sacude a los mercados, argumento que la izquierda rebatió, al recordar que la mayoría absoluta es el mejor antídoto ante los especuladores.

CiU ha logrado con sus propuestas satisfacer las demandas de colectivos empresariales, como autónomos y pymes, que han logrado bonificaciones para la contratación, pese a que la cúpula de la CEOE ha expresado sus dudas sobre si estas medidas ayudan a crear empleo.