La situación del Banco Financiero y de Ahorros (BFA) y su filial Bankia no para de empeorar. El ministro de Economía, Luis de Guindos, anunció ayer que el grupo debe hacer un saneamiento de unos 8.970 millones solo para cumplir las dos reformas financieras. La cifra supone un incremento de 226 millones respecto a la que la entidad anunció en febrero, aún bajo la presidencia de Rodrigo Rato.

Este aumento se debe a que "se está recalculando todo" el balance del grupo desde que BFA pidió su nacionalización, hace dos semanas, según fuentes ministeriales. La entidad debe aumentar en 7.070 millones las provisiones que le protegen de las pérdidas que le causan los activos inmobiliarios, y además tiene que crear un colchón de capital de 1.900 millones (226 millones más de lo anunciado).

Esas no son, en cualquier caso, las cantidades de ayuda pública que el Gobierno se ha comprometido a inyectar. El grupo debe hacer el saneamiento con su beneficio y, como será insuficiente, con sus reservas, lo que origina- rá un deterioro del capital que Economía prometió hace dos semanas subsanar, como ayer reiteró Guindos en el Congreso.

DUDA SIN DESPEJAR El ministro evitó precisar cuánto dinero cree el Ejecutivo que tendrá que inyectar en el grupo (inicialmente se habló de entre 7.000 y 10.000 millones). En un mes, precisó, su departamento y el nuevo equipo presidido por José Ignacio Goirigolzarri darán a conocer las "necesidades de capital y de saneamiento". También adelantó que el consejo del banco se reunirá esta semana (mañana, según la entidad) para estudiar la situación de la institución y su plan de saneamiento y capitalización.

Guindos, eso sí, desveló que el Gobierno no se conformará solo con nacionalizar BFA, sino que también tomará el control de Bankia. "El Estado va a ser el dueño de todo", proclamó. A mediados de julio, los valoradores independientes determinarán qué porcentaje corresponde al Estado en la matriz por la transformación en acciones del préstamo de 4.465 millones que le concedió en el 2010 para favorecer la fusión de las siete cajas que formaron el banco (entre ellas, Caja Madrid y Bancaja).

Posteriormente, el público Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) cubrirá la ampliación de capital que realizará BFA para ganar solvencia, y luego repetirá la operación con la filial. Los accionistas minoritarios tendrán derecho de suscripción preferente, por si no quieren ver diluida su participación.

RIESGO CONTROLADO Estas dos recapitalizaciones, aseguró Guindos, permitirán cubrir "todos los riesgos" de la cartera de la entidad, que pasará a ser "una de las más solventes". También mantuvo que solo el 30% del sistema financiero español tiene problemas y que, con la actuación sobre BFA-Bankia (el 10% del sector), se disiparán las "dudas". Durante su comparecencia en la Comisión de Economía para dar cuenta de la actuación del Gobierno en Bankia, también adelantó que los consejos de los dos bancos serán renovados totalmente: se reducirá el número de miembros y se eligirá solo a "independientes y profesionales de reconocido prestigio". Se acabaron los expolíticos y sindicalistas en los órganos de gobierno.

"La fusión no fue la más adecuada y la salida a bolsa tampoco", añadió. Una crítica al gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, al anterior Ejecutivo socialista y a Rato. El objetivo del Gobierno con la nacionalización de la entidad, apuntó, es "facilitar una transición ordenada en la gestión" y "permitir su enajenación en el plazo más breve".

El ministro también aseguró que los nuevos gestores darán una "solución buena" a los dueños de preferentes del banco, y harán lo posible para que la obra social de las cajas se vea afectada "lo menos posible".