¿Cuándo sucedió por primera vez algo como lo de ayer de Facebook? El 8 de agosto de 1995, fecha en que empezó a cotizar Netscape, la considerada primera empresa de la era de las puntocom. Como sucede con los pioneros, uno de los fundadores, Marc Andreessen, previno, años después, sobre el riesgo de pensar que cualquier teleco iba a triunfar en bolsa. La analogía fue, cómo no, el beisbol: "Fallas siete de cada 10 bolas que te lanzan. Y cuando golpeas, no está asegurado que pases luego de primera o segunda base y quedes eliminado". Así se justificó el primer batacazo de las puntocom, que en marzo del 2000 superó los 5.000 puntos del índice Nasdaq y dos años después se acercaba a los precios de las primeras colocaciones de 1996.

Facebook puede seguir los pasos de Amazon o Linkedin o los de MySpace, ya se verá. Que los precios marcados ayer auguren una nueva burbuja de las puntocom tampoco es categórico. David Navarro, de Inversis Banco, recomienda prudencia: "El mercado está hinchado. A todo el mundo le interesa que esté hinchado: a los colocadores, a la compañía, a todos, porque se puede hacer mucho dinero con un producto como este". Otras versiones, en cambio, recuerdan que el sector ya ha purgado los errores del pasado, hay menos compañías y con más recorrido consolidado.

En el caso español, el mayor recuerdo se lo lleva Terra Networks, nacida por imitación de otros portales norteamericanos y con el entonces presidente de Telefónica, Juan Vilallonga, como impulsor: pese a estar en pérdidas, salió a bolsa en noviembre del 1999 a un precio de 11 euros. Se revalorizó un 200% y el 14 de febrero del 2000 alcanzó los 157 euros. Acabó retirada de bolsa, con miles de inversores arruinados. Hoy sigue prestando servicios, pero lejos de los delirios de sus impulsores.

El fenómeno de las burbujas financieras está asociado a las grandes crisis financieras y bursátiles de la historia. Quizá la más conocida fue la vivida en Holanda en 1636, cuando el objeto de la fiebre fue algo tan simple como los tulipanes. El afán por tener la especie más rara y singular hizo que algunos inversores llegaran a pagar 2.000 euros de la época por un bulbo. Lo narró hace tres años el profesor de Esade Fernando Trias de Bes en su libro El hombre que cambió su casa por un tulipán.

Trias de Bes constató que las burbujas son iguales "pese a que siempre se dice que la nueva no es igual que la anterior". La razón: "La presunción es más frecuente que la estupidez".