El título de este comentario de bolsa también podría haber sido El profeta irresponsable , pero hemos optado por una fórmula más prudente. Profeta, dice la RAE, es el poseedor del don de la profecía, que puede ser bien la habilidad sobrenatural de conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras, o bien un juicio o conjetura que se forma de algo por las señales que se observan en ello.

Precisamente, Paul Krugman, premio Nobel de Economía del 2008, profetizaba ayer en The New York Times que los clientes de los bancos españoles e italianos van a hacer "enormes" retiradas de dinero de estas entidades para llevarse sus ahorros a Alemania. Y "quizás, posiblemente tan solo", las autoridades prohibirán a los bancos transferir el dinero a otros países e impondrán límites a la retirada de efectivo en cajeros y oficinas bancarias.

El tiempo dirá si es cierto. El problema es que tiene un alto componente de profecía autocumplida: una predicción que es causa de que se haga realidad. No ayuda en un momento en que el pánico a (y en) España está desbocado: la prima de riesgo superó ayer los 490 puntos básicos, si bien luego bajó a 478.

La crisis política en Grecia, el mal resultado en unas elecciones regionales del partido de Merkel y la incertidumbre sobre el nuevo presidente de Francia completaron un cuadro de horror. El Ibex 35 se desplomó el 2,66% hasta 6.809 puntos, con la banca cayendo a plomo por las nuevas provisiones que el Gobierno ha exigido al sector.