El impulso con el que la bolsa española empezó el año no ha durado mucho y, de hecho, el Ibex 35 ha acabado el mes de enero a la cola en la evolución de los principales índices de Europa. El selectivo español, además, es el único que cerró ayer en rojo, después de que alcanzarán un acuerdo los líderes europeos sobre los planes de austeridad.

En los principales mercados se descuenta una quita de la deuda de Portugal, lo que se interpreta positivamente por parte de los inversores, como las palabras del primer ministro griego, Lukas Papadimos, que avanzó ayer que los negociadores habían logrado "avances significativos" en las discusiones para reestructurar la deuda del Gobierno de Grecia, con el fin de tener un acuerdo definitivo a finales de semana.

Los datos macroeconómicos de EEUU no fueron excelentes, sobre todo los relativos al empleo. Sin embargo, los indicadores prefirieron ignorar los malos augurios para dejarse llevar por el acuerdo en materia fiscal ratificado por la mayoría de los países de la UE y por el posible pacto sobre la deuda griega.

Quienes mueven las cotizaciones se aferraron a otro clavo ardiendo: los rumores de que se está avanzando en la combinación de los dos fondos de rescate y de que la próxima semana los bancos pedirán en la segunda subasta del BCE a tres años una ingente cantidad de dinero, que el Financial Times calcula en un billón de euros. Es como poner a funcionar la máquina del dinero o visto de otra forma: una versión europea del Quantitative Easing (QE) de la Reserva Federal para dar impulso a EEUU.