La reunión de trabajo que mantuvieron ayer en Berlín Mariano Rajoy y Angela Merkel se cerró con un cúmulo de halagos mutuos, sonrisas compartidas, buenos gestos y hasta honores militares para el presidente español, pero pocos resultados tangibles. Es cierto que la cancillera alemana se esforzó por mostrarse especialmente cómoda con el nuevo presidente del Gobierno español --con el que comparte ideario y partido en Europa-- y que en varias ocasiones bendijo la senda de ajustes que, en España, ha emprendido el líder popular.

Sin embargo, Merkel evitó alimentar la esperanza del Ejecutivo de Rajoy de que la Unión Europea, una vez que haga públicas las nuevas previsiones de crecimiento para el 2012, sabrá ser flexible con países como España, revisando sus objetivos de déficit o los plazos previstos para cumplirlos.

La cancillera no dijo ni una palabra sobre este asunto en su rueda de prensa de ayer junto a Rajoy, mientras que el mandatario español se limitó a asegurar, aprovechando una pregunta de los periodistas, que ni siquiera había sacado el tema ante su anfitriona y que su intención es cumplir, pese a que el miércoles admitió en Madrid que habrá que renegociar cifras de déficit.

DEBATE SOBRE EL PARO Más allá de la versión que dieron ante los medios de comunicación (ambos incidieron en que el punto central de su entrevista fue la lucha contra el paro, además de la cumbre europea del próximo día 30), resulta difícil creer que Rajoy no abordara la cuestión del déficit, dado que, a esa misma hora en el Congreso, su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, afirmaba que la UE tendrá que corregir sus previsiones para este ejercicio y repensar el calendario previsto para las políticas de austeridad.

Según la versión oficial sobre la cita Rajoy-Merkel, de lo que sí hablaron, y mucho, fue de la cumbre que se celebrará el lunes en Bruselas, con especial atención al pacto fiscal --parece que tampoco se atrevió Rajoy a defender ante Merkel su propuesta de incrementar los mecanismos europeos de estabilidad-- y a la urgencia de hacer reformas para crear empleo en Europa.

Según apuntan fuentes gubernamentales, el presidente español aprovechó la ocasión para explicar a la cancillera su proyecto de reforma laboral, ese del que la opinión pública española solo conoce sus líneas generales. Ella, al parecer, dio sus bendiciones y, de paso, alabó el acuerdo de los agentes sociales en España sobre contención salarial.

Eso sí, Merkel recomendó a los españoles que tengan paciencia y sacó a colación los cambios duros que, en materia laboral, acometió en Alemania su predecesor en la cancillería, el socialdemócrata Gerhard Schröder. "Entonces había cinco millones de parados aquí y el paro tardó dos años en bajar", enfatizó Merkel. Además, pidió a Rajoy políticas específicas contra el paro juvenil y aconsejó a los desempleados más jóvenes que venzan sus supuestas reticencias a cambiar de profesión si fuera necesario, aunque "no sea fácil".

APROVECHAR EXCEDENTES En este contexto, Rajoy anunció que va pedir a la UE que los excedentes de los fondos de cohesión y estructurales puedan ser utilizados por países como España en pro del empleo, bonificando contratos para jóvenes parados, entre otras cosas.

Esta propuesta, que ya hicieron hace tiempo la propia Merkel y Nicolas Sarkozy, recibió ayer de nuevo respaldo de la cancillera alemana, que la considera una buena fórmula para estimular el crecimiento en países que están haciendo sacrificios. Dijo también el presidente español que apostará en la UE por crear un fondo de capitalización individualizado para cada empleado siguiendo el modelo austriaco, así como la contención de salarios para banqueros cuyas entidades reciban ayudas públicas.

Lo que no quiso comentar Rajoy (al que se oyó practicar algo de inglés con Merkel) fueron las críticas de su ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, a la lentitud alemana para afrontar los problemas de Europa durante la crisis. "Ese tema pertenece a la historia", se limitó a decir.