El Gobierno del PP anunció ayer que, de momento, Aena seguirá de una sola pieza. Es decir, mantiene los aeropuertos de Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat. ¿La razón? Pues que son dos tesoros preciados, a entender del Ejecutivo de Mariano Rajoy, y prefieren mantenerlos bajo su paraguas y no "malvenderlos", en palabras de la ministra de Fomento, Ana Pastor. Ni los dos aeropuertos ni la empresa.

La responsable del departamento se hizo acompañar del nuevo presidente de Aena, José Manuel Vargas, para explicitar algo que fuentes del sector intuían desde hace días. Vargas, nombrado el viernes, tomará posesión de su cargo hoy.

Pastor explicó que los nuevos responsables de Fomento piensan cuál debe ser el modelo a seguir. "El objetivo de las concesiones era que Barajas y El Prat compitieran entre ellas, pero lo que deben hacer es competir con los hubs internacionales", invitó la ministra. "Se les debe fortalecer a ambos", sostuvo. A la suspensión del concurso --cuyas ofertas debían concretarse antes de febrero-- se suma también la decisión de posponer la venta del 49% de Aena ya que, opinó Pastor, "no es el momento de poner en el mercado unos activos que estarían infravalorados".

La ministra de Fomento opinó que Aena se vería "perjudicada" si se disgregara. El "cambio de orientación" pensado por el PP obedece a la idea de que, si se tirara adelante la privatización de los dos principales aeropuertos y luego la venta del 49% de Aena aeropuertos, se produciría un "deterioro de la imagen" de la compañía "irrecuperable".

Fomento no solo quiere evitar este extremo, prosiguió Pastor, sino que además aspira a convertir a la compañía en líder mundial (actualmente es la segunda en viajeros). La responsable de Fomento no reveló qué hará el Ejecutivo si lo consigue, aunque la salida a bolsa de la empresa, si se estabilizara la situación económica, es lo más plausible. Y esa oferta pública de venta, claro está, sería mucho más atractiva si incluyera los aeropuertos de Madrid y Barcelona.