A tres meses de las presidenciales y tras la pérdida de la triple A de Francia por parte de S&P, Nicolas Sarkozy reunió ayer en el Elíseo a sindicatos y patronal para abordar la crisis. El jefe del Estado intentó compensar la falta de acuerdo sobre la fórmula para mejorar la competitividad con el anuncio de medidas para reducir el paro, que ronda el 10% de la población activa.

Con un coste de 430 millones cuya financiación no está clara, las medidas consisten en favorecer el trabajo a tiempo parcial, suprimir durante seis meses los costes de contratación para los jóvenes menores de 26 años en las empresas con menos de 20 asalariados, y formar a los parados de difícil reinserción. El consenso se ciñó a la formación y el empleo juvenil. Los agentes sociales se oponen al IVA social . Es decir, subir el impuesto a los productos fabricados en países con mano de obra barata y reducir las cargas sociales que pagan las empresas por los empleados. Los sindicatos temen que esta idea, así como la de flexibilizar el tiempo de trabajo, suponga una revisión a la baja del modelo social francés. ELIANNE ROS