Las cosas no siempre son lo que parecen. Es una frase hecha, pero no deja de ser verdad. Tomemos, por ejemplo, a Napoleón Bonaparte y el repudio de su primera esposa, Josefina Tascher de la Pagerie. Lo hizo porque no le daba un hijo y para dotarse de legitimidad como emperador, lo que logró al casarse con María Luisa de Habsburgo-Lorena, hija del monarca austriaco.

Podría parecer que el gobernante francés se aprovechó de su primera mujer y la dejó de lado cuando ya no le fue útil. Es cierto, en parte, pero no lo es menos que mantuvieron su relación por carta tras el divorcio, que Napoleón la siguió queriendo --"verdaderamente, amé a mi Josefina, pero no la respeté"-- y que las últimas palabras del emperador antes de fenecer fueron: "Francia... el Ejército... Josefina".

Otro ejemplo: el anuncio del FMI de que necesita 500.000 millones de dólares adicionales por si ha de prestarlos en los próximos años a algunos países por la crisis. Podría parecer que quiere trazar un cortafuego más potente para tranquilizar a los mercados. Pero varios inversores aseguran que, si los pide, es porque cree que va a usarlos.

Es bueno que se anticipe, pero malo lo que supone. Un temor que refrendaron las previsiones del Banco Mundial y de Moody's, y las amenazas de degradación de Fitch a varios países (España incluida, claro). Ante este panorama, el Ibex 35 cayó con fuerza, el 1,34%, hasta los 8420,7 puntos, mientras que la prima de riesgo subió ligeramente hasta los 339 puntos básicos.