El ministro británico de Finanzas, George Osborne, anunció ayer un nuevo plan de infraestructuras, dotado con al menos 35.000 millones de euros, pensado para poder sostener el crecimiento de la economía del país. Las inversiones, que se distribuirán en los próximos 10 años, servirán para construir carreteras, vías de tren, aeropuertos y centrales eléctricas. Se financiarán en dos tercios por los planes de pensiones británicos, y el tercio restante por el erario.

Según Osborne, el Gobierno mantiene el programa de ajuste presupuestario porque los gastos del plan quedarán compensados con ajustes equivalentes. La oposición laborista acusó al Ejecutivo británico de provocar el freno del crecimiento con una política de recortes excesivamente severa.