Anécdota. "Hija, ¿qué hace hoy la prima de riesgo?". La contó hace apenas un mes la directora general del Tesoro y Política Financiera, Soledad Núñez, la encargada de lidiar con la financiación del Estado, durante un encuentro económico llevado a cabo en S'Agaró (Girona). Eso es lo que, según ella misma explicó, su anciana madre le pregunta cada vez que acude a visitarla.

No es extraño. No hay día en el que ese sobreprecio que España tiene que pagar para atraer a unos inversores que prefieren comprar deuda de Alemania, que es la referencia de seguridad, no sea protagonista. Aunque más que prima debería hablarse de primas, porque el contagio se propaga hasta llegar incluso a uno de los pilares de la eurozona, Francia, que hoy celebra una subasta de bonos a dos y cinco años.

Ayer, la prima española llegó a los 460 puntos básicos (cerró a 459,6) con respecto a la alemana, a pesar de las compras de títulos españoles e italianos por parte del Banco Central Europeo (BCE). Los expertos la ven una actuación poco decidida. La cancillera alemana, Angela Merkel, insistió en que no quiere que el BCE haga como la Reserva Federal estadounidense.

Ejemplo clarificador

Lo más alarmante es que el bono español a 10 años alcanzó el 6,41%, una carga que multiplica por 3,45 la que paga Alemania. Un ejemplo: Berlín colocó ayer 4.815 millones en bonos a dos años al 0,38%. En resumen, los inversores prefieren perder dinero --tras descontar la inflación-- antes que obtener una rentabilidad alta en países que consideran poco fiables.

Y en este entorno, el Tesoro español prevé obtener hoy hasta 4.000 millones de euros en obligaciones a 10 años. El martes pasado, en plena tormenta, adjudicó letras a 12 y 18 meses al interés más alto registrado en los últimos 15 años.

Pero la crisis por la que atraviesa la deuda soberana europea no está dejando títere con cabeza. De hecho, la demanda también se resintió en Alemania, ya que los grandes volúmenes de capital han empezado a volar hacia Estados Unidos. China encabeza de nuevo la lista de compradores de esos títulos.

Por todo ello, la rentabilidad del bono de Estados Unidos a 10 años bajó al 2,02%. Y el interés del título alemán subió por encima de la cota del 1,80% (1,815%), lo que permitió que el diferencial español fuera menor del que podría haber sido. En la renta fija, al crecer la demanda sube el precio y, por lo tanto, la rentabilidad baja.

Sin noticias ni cambios

En cualquier caso, "no hay buenas noticias ni tampoco cambios", advierte Josep Soler, director general del Institut d'Estudis Financers (IEF). A nivel europeo, solo se puede decir que "ha pasado un día más, lo que, dadas las circunstancias, no es bueno", añade el experto.

Los gobiernos de tecnócratas de Italia y Grecia deben comunicar pronto sus primeras medidas, al igual que el que salga de las urnas en España el próximo domingo. Lo esperan los inversores. Y la prima.