La celebración del efecto Monti duró ayer poco en los mercados. La Bolsa de Milán abrió con ganancias en su primer día después de la dimisión de Berlusconi, pero pronto se dio la vuelta y cerró con una caída del 1,99%, siguiendo la misma tendencia de todos los mercados europeos. La Bolsa de París cayó el 1,28%; la de Fráncfort, el 1,19%; Londres perdió el 0,47% y Madrid, el 2,15%.

Algo parecido sucedió con la prima de riesgo italiana. La diferencia entre el bono italiano a 10 años y el alemán inició la jornada en el entorno de los 450 puntos, lejos de la pesadilla de los 550 puntos de la semana anterior, pero después viró, y acabó el día muy cerca de los 500 puntos (492 puntos). Así, la rentabilidad del bono a 10 años del país transalpino subió hasta el 6,70%.

El respiro del primer momento del día sirvió, sin embargo, para que el Tesoro italiano lograra sacar adelante la colocación de 3.000 millones en bonos a cinco años, y aunque para ello tuvo que pagar un tipo de interés muy elevado (el 6,29%, el más alto desde 1997), no llegó a ser tan exagerado como se podía temer después de que los bonos italianos llegaran a cotizar por encima del 7,5% la semana anterior.

Entre los analistas financieros cundía ayer la maldad de que el nuevo presidente del Banco Central Europeo (BCE), el italiano Mario Draghi, acudió ayer mismo en ayuda de quien será el primer ministro de Italia, Mario Monti. Operadores financieros detectaron ayer que el BCE realizó una compra importante de bonos italianos en el mercado secundario con el objeto de torcer el brazo a la prima de riesgo, si quiera en un primer momento.

Justo lo contrario de lo que, según esta misma interpretación, sucedió la semana pasada. El Banco Central Europeo informó ayer de que la semana pasada solo compró deuda soberana (de España e Italia) por valor de 4.478 millones, menos de la mitad que la semana precedente (9.520 millones). Ello contribuyó a poner contra las cuerdas a Berlusconi, con el bono a diez años cotizando por encima del 7,5%, un nivel propio de una inminente intervención. Sea como sea, lo cierto es que sigue la desconfianza sobre la zona euro en general, e Italia en particular.

PERDIDAS DE UNICREDIT Poco ayudó la noticia de que Unicredit, el primer banco italiano, registró unas pérdidas de 10.641 millones de euros en el tercer trimestre del año atribuibles a depreciaciones extraordinarias de activos. La entidad italiana --cuya cotización llegó a caer el 9%, aunque cerró con un retroceso del 6,18%-- se apresuró a anunciar una ampliación de capital de 7.500 millones de euros en el primer trimestre del 2012. Además, anunció que no repartirá dividendos en el 2012, así como la supresión de 5.200 puestos de trabajo en Italia en los próximos cuatro años.

Las autoridades italianas esperan que la presión sobre su deuda se relaje próximamente, ante la posible formación antes del viernes del nuevo Gobierno liderado por Mario Monti, que empiece a acometer ajustes econó- micos para garantizar la estabilidad financiera del país.