Las proyecciones macroeconómicas del Banco de España gozan de gran consideración, la misma que se atribuye a su potente servicio de estudios. Sus previsiones suelen ser peores que las del Gobierno y que la realidad. Pero no siempre.

En marzo pasado pronosticó para el 2010 una caída del PIB del 0,4% (luego resultó del 0,1%) y un pequeño avance del consumo privado, del 0,2%, que acabó en el 1,2%. Previó una tasa media de paro del 19,4% (y aquí pecó de optimista, pues resultó del 20,1%) y un déficit del 10,2% del PIB, que luego fue del 9,2%.