Los intereses que penalizan la deuda soberana de Portugal continuaron en la misma línea ascendente una jornada más y en el caso de los bonos lusos a cinco años superaron hoy por primera vez la barrera del 9 %. Fuentes del mercado atribuyeron este incremento a los últimos recortes de las agencias de calificación de riesgo, a la crisis política abierta tras la dimisión del primer ministro José Sócrates y al empeoramiento de las previsiones económicas para 2011. La rentabilidad exigida por los inversores en el mercado secundario para recomprar obligaciones portuguesas sigue desbocada, según los principales medios económicos portugueses, lo que perjudica las opciones del país de lograr superar la crisis de forma autónoma y sin recurrir a la ayuda externa. Portugal, además, debe hacer frente al pago de cerca de 9.000 millones de euros por el vencimiento en abril y junio de varias líneas de deuda, lo que en la práctica le obliga a continuar acudiendo a las emisiones de títulos en el mercado primario para lograr liquidez. Los bonos lusos a cinco años cotizaron hoy al 9,040 %, el máximo interés alcanzado desde la adhesión al euro, en 1999; mientras que estas mismas obligaciones a diez años ya se encuentran por encima del 8 % después de 38 jornadas consecutivas situadas por encima del 7 %. Estas tasas son difícilmente sostenibles, según coinciden los analistas, y reflejan el alto grado de incertidumbre entre los inversores, cuya confianza en que el país cumpla con su promesa de reducir el déficit público en 2,7 puntos durante este año (hasta el 4,6 % del PIB) ha caído por el contexto de inestabilidad política que vive Portugal. La dimisión del primer ministro Sócrates se produjo el pasado miércoles, tras el rechazo del Parlamento al último plan de austeridad planteado por el Gobierno, y cuyo principal propósito era garantizar el cumplimiento de estas metas. La situación de "impass" político que se vive desde entonces deja abierta la posibilidad de que se convoquen elecciones anticipadas, decisión que deberá tomar el presidente de la República, el conservador Aníbal Cavaco Silva. En esta coyuntura, socialistas -en el Gobierno- y socialdemócratas -principal grupo de la oposición- se intercambiaron ayer duras acusaciones, culpándose mutuamente de haber contribuido al empeoramiento de esta crisis. La presión sobre Portugal no ha hecho más que aumentar en los últimos días, con varios recortes de las agencias de notación financiera Fitch y Standard & Poor's incluidos. Especialmente dura ha sido la posición de Standard & Poor's, que en solo cinco días rebajó dos veces la nota de la deuda soberana lusa hasta dejarla en "BBB-", a un solo escalón de la consideración de "bono basura" que indica el "BB+". Los analistas de la agencia, sin embargo, precisaron ayer que el riesgo de impago -"default"- sigue siendo muy bajo, por lo que creen "exagerada" la presión a la que someten a Portugal los mercados. Tampoco ayudaron a despejar las dudas de los inversores sobre la situación económica del país luso la publicación de las últimas previsiones del Banco de Portugal, que apuntan para 2011 a una caída del PIB del 1,4 % -una décima peor que en sus anteriores estimaciones- y una inflación del 3,6 %.