La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se mostró hoy dispuesta a comprar títulos de deuda portuguesa en caso de que ofrezcan "una garantía" que supla su baja calificación, que fue colocada hoy a sólo un paso del bono basura. "La única alternativa que nosotros vemos para ese caso (la baja clasificación de los bonos lusos) es comprar títulos que no son triple AAA con una garantía", expresó Rousseff, quien citó la posibilidad de que sirva para esos efectos "algún activo". La presidenta de Brasil inició hoy en la ciudad lusa de Coimbra, a 200 kilómetros al norte de Lisboa, una visita de dos días a Portugal para asistir a un homenaje a su antecesor, Luis Inácio Lula de Silva, y realizar contactos "políticos" con las autoridades lusas, puntualizaron fuentes oficiales. Sin dar otros detalles sobre la posibilidad de adquisición de deuda lusa, Rousseff apuntó, en declaraciones a los periodistas, que la operación necesitaría el respaldo de "una garantía como tal" o bien "de algún activo que supla esa deficiencia". La jefe de Estado recordó las "reglas estrictas" existentes para utilizar los fondos brasileños y señaló que es "una cuestión de negociación". No obstante, recalcó la intención de Brasil de "ayudar" a Portugal porque "no es un socio cualquiera". "Brasil tiene un compromiso con Portugal y siempre lo tendrá", subrayó la presidenta, al recordar las inversiones que tiene la nación europea en Brasil y las que a su vez mantiene el país suramericano en Portugal. Rousseff estuvo hoy en visita privada en Coimbra y estuvo en la universidad de la ciudad, una de las mas antiguas de Europa y en la que Lula recibirá este miércoles un doctorado honoris causa. La presidenta brasileña realiza su primera visita oficial a Portugal y Europa cuando su antigua metrópoli sufre la peor crisis política y económica en tres décadas de democracia. La agencia de calificación Standard & Poor's dejó hoy la deuda portuguesa sólo un nivel por encima de la consideración de bonos basura al colocar su nota en "BBB-", en una segunda rebaja en sólo cinco días. Los intereses que penalizan los bonos lusos a corto plazo subieron tras esa decisión casi 25 puntos base y llegaron, en el caso de los títulos a dos años, al 7,67 %, mientras los de diez años alcanzaban el 7,94 % y los de cinco años el 8,7 %. Tanto Standard and Poor's como otra de las tres grandes agencias de calificación, Fitch, cortaron la nota lusa tras la renuncia del primer ministro portugués, José Sócrates, con el argumento de los riesgos que corre el plan de saneamiento financiero del país y de que la crisis política complica aún más su grave situación financiera. Sócrates renunció el pasado miércoles al cargo, después de que el Parlamento rechazara su cuarto plan de austeridad para intentar frenar la crisis económica.