Los nuevos y más exigentes requisitos de capital que el Gobierno ha impuesto a la banca para ganarse la confianza de los mercados ya han provocado su primer movimiento. La malagueña Unicaja y la castellano leonesa Caja Duero-España anunciaron ayer que han alcanzado un "preacuerdo genérico" para fusionarse. La operación permitiría a la segunda entidad evitar ser nacionalizada de forma temporal y parcial por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancario (FROB).

Ahora se inicia la fase más compleja, la de la negociación de los detalles. Pero ya ha trascendido que las dos entidades se plantean crear un banco, con sede en Madrid y del que Unicaja poseería el 65%, mientras que Duero-España tendría cerca del 35%.