Las últimas decisiones en política energética del Gobierno, como subir la luz el 9,8% en enero, provocaron el aplauso de las eléctricas. Sin embargo, el reciente anuncio por parte del ministro de Industria, Miguel Sebastián, de que la tarifa no subirá en lo que resta de año --salvo que un acontecimiento excepcional dispare el petróleo-- les ha devuelto al desencanto. "No nos engañemos, lo que cuesta la luz es lo que hay que poner en el recibo", reclamó ayer el presidente de Endesa, Borja Prado.

Industria ya ha adelantado que el recibo no subirá en abril. El Ministerio ha propuesto que suba el 12,5% una parte de la tarifa (los llamados peajes, con los que se paga elementos como el mantenimiento de la red o las subvenciones a las renovables) porque estima que la otra parte (la que refleja la variación del precio de la energía, que se establece mediante una subasta) sufrirá una caída de la misma proporción.

Si el descenso fuera menor, explica el departamento, la subida del otro tramo se modificaría para que la tarifa quedase igualmente congelada. Andrea Brentan, consejero delegado de la filial española de la italiana Enel, recordó que el Gobierno fijó en diciembre por ley que el déficit de tarifa no puede superar los 3.000 millones de euros este año. Para lograrlo, aseguró, los peajes deberían subir más de un 10%.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tampoco cree que la tarifa para los usuarios quede congelada. De hecho, sostiene que la luz subirá en abril al menos para los 5,8 millones de hogares y pymes que tienen contratado el servicio con una comercializadora en el mercado libre.