Como se temía, la Bolsa de Tokio ha cerrado este lunes a la baja, reflejando así la preocupación que vive el país tras el terremoto del viernes y la amenaza que supone las explosiones registradas en sus plantas nucleares. El índice Nikkei ha acabado la sesión con una caída de 633,94 puntos, el 6,18%, hasta situarse en los 9.620, 49 puntos. Es la primera vez que el parquet japonés bajaba de los 10.000 puntos en los últimos tres meses. El índice Topix, que agrupa a todos los valores de la primera sección, ha bajado 68,55 puntos, el 7,46%, hasta 846,96 enteros. El ministro de Finanzas nipón, Yoshihiko Noda, ya ha advertido de que estará "muy atento" a los mercados financieros, mientras que el primer ministro, Naoto Kan, ya dijo el domingo que tras el devastador terremoto el Gobierno tratará de "prevenir trastornos" en los mercados financieros del país. De hecho, el Banco de Japón (BOJ) ha inyectado el récord de 15 billones de yenes (131.859 millones de euros), la mayor de la historia, según ha informado la agencia local Kyodo. La nueva inyección de liquidez supera al anterior récord marcado el 10 de octubre del 2008, de 4,5 billones de yenes, y tiene como fin garantizar la estabilidad financiera del país tras el grave terremoto del viernes. En un primer momento, y en coincidencia con la apertura de la Bolsa de Tokio, el BOJ inyectó siete billones de yenes (61.557 millones de euros), a la que ha seguido el anuncio de tres billones de yenes adicionales (26.371 millones de euros). La autoridad emisora nipona está dispuesta a hacer todo lo que sea necesario para calmar a los mercados y asegurar la liquidez durante la mayor crisis de Japón desde la segunda guerra mundial, tal y como la ha definido Kan.