Solo 13 días después de acceder al poder, el nuevo gobierno de James Cameron ha comenzado a imponer recortes millonarios al gasto público. El responsable conservador de las Finanzas, Georges Osborne, y el secretario jefe del Tesoro, el liberal David Laws, presentaron ayer una primera revisión. La reducción de 6.243 millones de libras (7.260 millones de euros) es un aperitivo, comparado con los 40.000 o 50.000 millones, que el Ejecutivo tiene previsto recortar más adelante.

"En los tres próximos años, habrá un verdadero baño de sangre", señalaba un analista del Financial Times. "Los días de la abundancia en el sector público han terminado", dijo Laws, advirtiendo de que el Gobierno "prefiere utilizar el bisturí, a utilizar la sierra mecánica", para reducir el déficit público, que se eleva a 181.000 millones de euros.

Los recortes anunciados afectarán, según los presentó el Gobierno, a "áreas secundarias" y a "dinero malgastado". El ajuste llega incluso a la supresión del coche oficial de los ministros o la obligación de que los viajes en primera clase sean autorizados de forma muy restrictiva.