General Motors (GM) se ha propuesto seguir los pasos de Magna en la reestructuración que había previsto para Opel. La multinacional estadounidense admitió ayer que el plan necesita ayuda financiera de los gobiernos europeos y de los empleados. Esta afirmación contradice el anuncio de GM --tras decidir que no vendía Opel a Magna-- de que preveía financiar con sus propios recursos los 3.000 millones de euros que costará la reestructuración.

En el plan de Magna, estaba previsto que los países europeos con fábricas de Opel aportaran 4.500 millones en ayuda financiera, de los que unos 1.500 podían corresponder a España. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, contempló la posibilidad de que el Gobierno alemán ofrezca ayudas públicas a Opel y participe en el plan de saneamiento de GM.

El consejero de Economía del Gobierno de Aragón, Alberto Larraz, anunció que es "casi seguro" que el presidente de la comunidad autónoma, Marcelino Iglesias, se reunirá la próxima semana con el nuevo responsable de GM Europa (GME), Nick Reilly, en su primera visita a Zaragoza para hablar del futuro de la planta de Figueruelas.

Los representantes sindicales de Opel exigieron ayer de forma unánime a la multinacional un plan industrial hasta el 2014 como condición para participar en la ayuda financiera, que comportará recortes salariales y mejoras de productividad. Los sindicatos también pidieron garantías de financiación para esos planes y para poner en marcha la renovación de los modelos Astra y Meriva.

La negociación de medidas para reducir los gastos de personal también ha de ir ligado, según subrayó Pedro Bona, representante sindical de la fábrica aragonesa, a una participación de los empleados en la nueva Opel, similar al 10% que ofreció Magna cuando estaba a punto de comprar la filial de GM.