La negociación parlamentaria parece ir por un lado, y el criterio del Ministerio de Economía y Hacienda, por otro. En contra de las exigencias de los grupos de izquierda para dar su apoyo a los presupuestos, el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, insistió ayer en que el Gobierno "no está considerando" subidas del IRPF para las rentas más altas. Ocaña recordó que "el presidente del Gobierno ya dijo que no se tocará la tributación a las rentas del trabajo, así que es una cuestión que no se está analizando".

Otra cuestión es la decisión adoptada por el Gobierno para suprimir la deducción de los 400 euros que, en la práctica, sí supone una subida de la tributación por el IRPF. En cuanto a la posibilidad de mantener esta deducción para las rentas más bajas, tal como, de nuevo, plantean los grupos de izquierda, "la respuesta es no", dijo el secretario de Estado. Al menos, de momento. "A día de hoy, la respuesta es que no, pero también digo que no es algo que no podamos considerar, pero el proyecto es eliminar esa deducción de los 400 euros en su totalidad", dijo Ocaña. El Ejecutivo ya ha hecho "las modificaciones fiscales importantes", y, una vez pactado el apoyo a los presupuestos con PNV y CC, como mucho, se podrá hacer algún ajuste "aquí o allá", pero sin alterar "la filosofía", dijo.

En un seminario del Club Español de la Energía, el secretario de Estado descartó "sorpresas" en la tributación de los carburantes. En cambio, dio por seguro que la ley de economía sostenible incorporará algún "incentivo, más en la línea de reducir que de aumentar impuestos".

Por su parte, el director general de Tributos, Jesús Gascón, afirmó ayer que con la presión fiscal del 33,1% del producto interior bruto registrada en el 2008, las cuentas públicas son "insostenibles". Y abogó por elevar los impuestos para lograr un aumento de la presión fiscal hasta un nivel en línea con la media de la UE, del 40% del PIB.