Caja Castilla-La Mancha (CCM), que se creó en 1992 tras la fusión de las cajas de ahorro de Albacete, Cuenca y Ciudad Real y Toledo, se enfrenta al momento más crítico de sus 17 años de historia después de que el Banco de España haya decidido su intervención.

La entidad tuvo un beneficio consolidado en 2008 de 29,8 millones de euros, el 87,1 por ciento menos que el año anterior, y acusó el incremento de las dotaciones a provisiones, que se triplicaron de los 5,4 millones a los 16,5 millones, así como las pérdidas por deterioro de activos financieros que llegaron a los 140 millones, cuando el ejercicio anterior fueron de 117 millones.

De los 140 millones de pérdidas por deterioro de activos financieros, 91 millones correspondieron a inversiones crediticias.

Fusión con Unicaja anunciada

Asimismo, la Caja, que negociaba su fusión con la andaluza Unicaja, concedió 19.536,8 millones de euros de créditos a la clientela, mientras que los depósitos ascendieron a 17.265 millones, que están garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos, hasta un límite de 100.000 euros por cliente.

La intervención del Banco de España está amparada por el artículo 31 de la Ley de Disciplina e Intervención de las Entidades de Crédito.

2.300 empleados

Las principales empresas participadas son Plainsa SA, Angalia Tour Operador, SA, Agrocaja, SA, Instituto de Economía y Empresa, Las Cabezadas Aranjuez, SL, Centro de Servicios de Castilla-La Mancha, Táctica Global, Desarrollos Aeronáuticos Castilla-La Mancha, Lhotse Desarrollos Inmobiliarios, Paralia Global de Inversiones, Pagos de Familia Marqués de Griñón, CR Aeropuertos, Hormigones y Aridos Aricam.

En el 2007, la Caja Castilla-La Mancha tenía 582 oficinas en España y siete internacionales, contaba con 2.292 empleados y su obra social alcanzaba los 56,7 millones de euros.