El Gobierno español lleva dos días desplegando en el corazón de Manhattan su estrategia para modernizar la imagen de España, su economía y sus empresas en EEUU, pero hay cosas que parece que nunca desaparecerán en el lado oeste del Atlántico, cuando se habla de España, como el sonido de una guitarra.

No había jamón, poco aceite de oliva y ni rastro del ejército culinario que ha situado a los chefs españoles en la vanguardia mundial, pero no faltaron las seis cuerdas españolas. Y ellas animaron la comida celebrada en un céntrico hotel neoyorquino a media sesión de la Conferencia Sostenibilidad Empresarial España-Estados Unidos, un seminario donde hablaron el ex vicepresidente estadounidense Al Gore; el ministro de Industria, Miguel Sebastián; el príncipe de Asturias; y Alfredo Sáenz y Francisco González, vicepresidente y presidente, respectivamente, de los dos mayores bancos de España: Santander y BBVA.

SACANDO PECHO Escuchando solamente las palabras de Sáenz y González, resultaría fácil pensar que la crisis que tan duramente ha golpeado a toda la banca internacional ha sido más benévola con España. "El sistema financiero español está emergiendo de este desastre firmemente establecido como uno de los más sólidos y eficientes del mundo", aseguró en su discurso el consejero delegado del Santander que, aunque reconoció que ningún sistema bancario ha sido inmune, incluyó a los bancos españoles "entre los más solventes del mundo".

El presidente del BBVA no se quedó atrás en ese olé transoceánico a la banca española. González habló de una "receta" española para señalar la posibilidad de un sistema financiero sostenible, en la que mezcló como ingredientes "el buen ejercicio y la prudencia del Banco de España"; el modelo de negocio de los bancos españoles, centrados principalmente en la banca minorista; los productos que comercializan; la consolidación de riesgos en los balances y la reducción del efecto de los ciclos a través de la regulación.