Ni la indignación de la Administración de Barack Obama ni las exigencias de Tim Geithner han servido de nada. AIG, el gigante de seguros que ha recibido más de 130.000 millones de euros en concepto de ayudas pagadas por los contribuyentes estadounidenses, compensó ayer con casi 130 millones a los ejecutivos de la unidad de productos financieros de la compañía, la misma que con sus problemáticos derivados estuvo a punto de provocar el colapso de AIG el año pasado.

Los 130 millones de euros se suman a otros 93 millones que AIG ya ha repartido entre sus altos directivos y 6.400 empleados. Y nadie duda de que la rabia de la Administración --propietaria del 80% de la compañía-- se extenderá a la población.